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martes, 12 de agosto de 2014

Mi renacer en el surfcasting - Noviembre 2012

Como sabréis para los que habéis leído el apartado "Acerca de..." mis inicios en el surfcasting se remontan hará unos 16 años atrás, pero fue hace algo más de 2 años cuando me reemprendí de nuevo en este mundo.

En esta entrada os comentaré como fue mi primera pesquera tras tantísimo tiempo sin sentir el ímpetu del pez al otro lado del hilo por querer liberarse del anzuelo.

Tras varias salidas con mi única caña y carrete por entonces ya que solo pude ahorrar para una sola; volvía a casa con el cubo vacío una y otra vez, llegaba a pensar que me había equivocado y no debí volver a esta práctica e incluso se me pasó por la cabeza abandonarlo de nuevo -cosa de la que me alegro que así no fuera-.

Un día a pie de playa intentando sacar escama, llegó a mis oídos que en una zona estaba saliendo algo de pescado y con la moral bien baja, una mañana de noviembre puse el despertador bastante temprano y allí que fui, no muy lejos de casa.
Pisaba arena a las 6.00am siendo aun de noche y en la oscuridad pude ver multitud de luces de otros pescadores con sus cañas ya montadas y en acción. Algo que me sorprendió gratamente pues siempre que iba a algún sitio me encontraba solo. Muy ilusionado me dispuse a montar mi única caña.

Recuerdo que había levantatito, algunas olas arreciando a la tarde y el mar bastante turbio -cosas que yo por entonces no me fijaba a la hora de pescar-



El tiempo pasaba, el sol se alzaba cada vez más en el cielo azul y las capturas aceptables no se manifestaban, no solo en mí, sino en los más de 15 pescadores que nos encontrabamos en aquella playa. Solo salían pequeñas herreras y sarguitos que eran devueltos al agua. Yo terco en mi decisión de no abandonar el pesquero como lo iban haciendo unos tras otros, ahí seguía, con la espalda dolorida lanzando una y otra vez.

Ahora tocaba la hora del ocaso del sol y comenzaba a oscurecer tal como había llegado al pesquero hacía más de 12 horas; pero algo pareció cambiar, ya que en mi única caña noté algo raro fuera de lo normal, aún no entiendía que significaba cuando la caña se encontraba destensada, pero la vi tan vertical que me hizo sacarla del agua y efectivamente, al otro lado pude notar el embite de lo que parecía ser mi primera captura tras 16 años. Con cautela pero con muchísimo nerviosismo me dispuse a recoger tranquilamente pero a su vez bastante exaltado. Cuando pude ponerla en seco, ayudado por la olas como por entonces me había fijado y aprendido en distintos vídeos sentí una enorme satisfacción, no era ni mucho menos una gran pieza, pero si el resultado y la gratificación de tanto esfuerzo y empeño por no querer abandonar tan fácil de nuevo la pesca.


Una lubina de 750gr que le entró a una navaja sin cáscara licrada. En ese momento me parecía que era un gran tiburón blanco, hoy en día posiblemente hubiera sido indultada al mismo sitio donde le privé de seguir creciendo.

Tras esa captura se sucedieron otras más muy diversas, sargo, herrera y baila, junto con otra lubina algo más pequeña que la anterior, todo a un cebo distinto, navaja, playa, tita baby y coreano. 



Gracias a ese día, gracias a ese señor del cual no recuerdo su cara pero que me dijo que fuera a esa playa, sigo hoy día saliendo a pescar semana tras semana obteniendo unos resultados que ni yo mismo creería lograr.

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